martes, 15 de octubre de 2019

Concurso de calabazas


El 31 de octubre se celebra una festividad que tiene sus raíces en la fiesta celta del Samhaín, que aún se organiza en Asturias, Galicia o León.

Los antiguos pueblos celtas, llegado el final de Octubre, solían celebrar una gran fiesta para conmemorar “el final de la cosecha”, bautizada con la palabra gaélica de Samhain. Significa, etimológicamente, ‘el final del verano’. 

Esta fiesta representaba el momento del año en el que los antiguos celtas almacenaban provisiones para el invierno y sacrificaban animales. 
Se acababa el tiempo de las cosechas, y a partir de entonces, los días iban a ser más cortos y las noches más largas. Los celtas creían que en esta noche de Samhain, los espíritus de los muertos volvían a visitar el mundo de los mortales por lo que encendían grandes hogueras para ahuyentar a los malos espíritus.  
Era la fiesta nocturna de bienvenida al Año Nuevo.  
La costumbre era dejar comida y dulces fuera de sus casas y encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y el descanso junto al dios Sol, en las Tierras del Verano.  
Al parecer, los celtas iban recogiendo alimentos por las casas para las ofrendas a sus dioses. Rituales que, supuestamente, incluían algún que otro sacrificio humano y para los que preparaban un gran nabo hueco con carbones encendidos dentro, representando al espíritu que creían que les otorgaba poder.

                     




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